viernes, 29 de diciembre de 2017

¿NEGABAN LOS CABALLEROS TEMPLARIOS A JESUCRISTO?



¿NEGABAN LOS CABALLEROS TEMPLARIOS A JESUCRISTO?

Una de las principales acusaciones que se formuló en el proceso inquisitorial demoníaco a la Orden del Temple, a sus caballeros, fue la de que negaban a Cristo, que escupían sobre un crucifijo colocado en el suelo cuando iban a realizar sus votos, y adoraban a la cabeza del Diablo.

Desde luego, no tenemos ninguna prueba de que los caballeros templarios realizaran estos actos, y la acusación se basó, exclusivamente, en el testimonio de algún renegado de la Orden, en la confesión bajo terribles torturas, y sin ningún interés en conocer, por parte de los jueces y la Iglesia la verdad.

Particularmente no creo que los frieres tuvieran esta actitud ante la cruz de la Iglesia cristiana ni que tratarán al Salvador con falta de respeto. Pero otra cosa sería tomar estas acusaciones como una falsedad basada en un hecho real: que los templarios renegaban de la Iglesia de Roma, de su clero sumido en la práctica de todos los pecados capitales y alejados absolutamente del Evangelio de Jesús, y que no comulgaban con la doctrina, magisterio, dogmas y normas de la Santa Iglesia Católica Apostólica y Romana.

De hecho, los templarios tenían una particularidad en cuanto a su vida en el seno de la Iglesia: no dependían de parroquia, obispado o abadía; no obedecían ni abonaban impuestos a ningún clero; tenían sus propios capellanes, independientes del Obispo ordinario o el extraordinario. Es cierto que su dependencia era directamente del propio Papa, pero también lo es que su vida eclesial era muy distinta, que tenían sus propios centros de cultura, formación, oratorios, templos; y todo ello desde una filosofía ecuménica, en la que pretendían unificar, de alguna manera, las tres Religiones del Libro, así como sus respectivos esoterismos, magias y simbolismos… Sin olvidar otras formas de esoterismo y magia que también conocían (como la druídica, o la animista, o el zoroastrismo, etc.)

¿Los templarios eran cristianos? Para mi entender sí. Pero no eran cristianos católicos, seguidores (siervos) de Roma y del clero, sino cristianos templarios, una nueva Alianza de Dios con el Pueblo Elegido; en este caso, el Temple; como anteriormente se formuló la Alianza con Moisés, con Jesús y con Constantino el grande.

La Orden y sus caballeros y miembros seguirían las enseñanzas de Jesucristo: su Evangelio, su Nueva Alianza, su esoterismo, su secreto mesiánico… Y también, principalmente, a sus auténticos elegidos como apóstoles más especiales: María Magdalena y el grupo de Betania, y a las enseñanzas gnósticas-esotéricas de Juan el bautista.

La Orden no escupía sobre Jesús, al que amaba. Pero si renegaba de ese símbolo maléfico, horrendo y numinoso que es la cruz, porque ella no es el símbolo de la vida y experiencia crística (en la que se basa el cristiano, en la historia de un hombre no en enseñanzas a posteriori) Jesús, sino de su muerte, y la importancia del Maestro galileo está en la Resurrección. La cruz ha sido utilizada por la Iglesia de Roma desde hace muchos siglos para infundir el miedo en los corazones de los creyentes, para trasladar un mensaje de dolor, en lugar del auténtico mensaje de Jesús: esperanza en la resurrección y amor. El propio Saulo (alias san Pablo) enseñó que la auténtica fe estaba en la resurrección, no en la muerte. Por ello los templarios, doctos y sabios en teología e historia del cristianismo, no aceptarían la cruz como símbolo, porque ésta no representaría el Evangelio del Maestro, y quizá como un símbolo esotérico más (toda su filosofía está plena de ellos) realizarían algún tipo de acto en contra de la cruz cristiana-romana. Recordemos que los primeros cristianos, los apóstoles y discípulos directos de Jesús, no usaron la cruz (ni se les hubiera ocurrido) sino el pez, y otros más cercanos al esoterismo del Maestro; por lo que, de alguna manera, ellos renegaban de la Iglesia de Roma y no del Maestro Jesús.

1 comentario:

Pedro Estudillo dijo...

Al final va a resultar que soy templario. Comulgo con su credo.